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Jenishbek Nazaraliev: “Un escudo euroasiático contra el extremismo afgano”

17.10.2013

¿Qué puede asegurar la protección de Europa, Rusia, China y Asia Central de la amenaza proveniente de Afganistán?

En el año en curso a Kirguistán le corresponde la presidencia de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC), del cual forman parte Rusia, Kazajastán, Belorusia, Tayikistán y Armenia. Este es un momento esencial y de responsabilidad para nuestro país y  los países de Asia Central en su conjunto. En vísperas de la minimización en 2014 de las fuerzas de la NATO presentes en Afganistán y Asia Central, la OTSC debe reforzar su influencia en la geopolítica de la región, pero antes que nada, asegurar a los países integrantes del acuerdo en contra de las amenazas de extremismo, del terrorismo y del creciente aumento del potencial conflictivo, de la desestabilización y la debilitación de la seguridad. Si antes la OTSC debía enfrentarse a las consecuencias de la operación de la NATO en Asia Central, ahora tendrá que responder del todo por la seguridad de una región entera.

¿Qué será de Afganistán después del retiro de las tropas?

Ayudándonos de la analogía histórica podríamos pronosticar el futuro de Afganistan después que se retire la OTAN en el año 2014. Como es conocido, en febrero de 1989 la Unión Soviética retiró completamente sus efectivos de Afganistán y no pasaron tres años hasta que el presidente de la república Muhamad Najibullah, de hecho un protegido del régimen soviético, fue ejecutado por las talibanes acusado de “genocidio en contra de su propio pueblo”. El poder del país en medio de una guerra civil sin tregua, cayó en manos del movimiento “Taliban”, más tarde derrotado en diciembre de 2001 durante la campaña “Libertad indestructible”, operación que los E.U.A. emprendieron como reacción a los ataques del 11 de septiembre del mismo año.

Como líder transitivo de la administración afgana luego de la intervención norteamericana fue designado Khamid Karzai, siendo electo luego para el cargo de la presidencia. El periódico The New York Times ha revelado recientemente, que emisarios norteamericanos de la dirección de la CIA desde 2002 enviaban mensualmente millones de dólares al mismo Karzai y su círculo cercano. En el argot del servicio de inteligencia estos medios eran llamados “dinero fantasma” (Ghostmoney), pues no eran de alguna manera registrados y estaban dirigidos al apoyo de sus aliados políticos, formaciones militares y el endeble gobierno de Karzai.

Pero, en lugar de cumplir su objetivo inicial las inyecciones financieras alimentaron la corrupción y crearon buenas condiciones para la producción de narcóticos. Además, existen hechos que demuestran el soporte de Karzai en su momento no solo de los E.U.A. sino de Irán, aunque es cierto también que más tarde éste se negó de las “ofertas” de Irán. Esto a su vez fortaleció los enlaces entre la oposición afgana e Irán. Ahora es evidente que sin la ayuda militar de los E.U. y la OTAN Khamid Karzai no resistirá los embates de la oposición talibaní. Ya estos se las han arreglado cruelmente con los gobernadores de las provincias del sur, asignados por el gobierno de Karzai.

No hace mucho que al número de muertos se unieron el hermanastro del presidente Akhmed Vali Karzai y el general Mukhamed Daud Daud. De esta manera, Khamid Karzai ha perdido el control sobre los corredores de tránsito en el sur del país, donde desde 2005 los talibanes ocupan las posiciones más estratégicas. Ahora está acorralado en el norte de Afganistán incapaz de contrarrestar la producción y venta de narcóticos en el sur. Según palabras de Victor Ivanov, director del Servicio Federal de Control de Drogas de Rusia, en el transcurso de la operación “Libertad indestructible” la producción de amapola opiácea creció 40 veces en Afganistán. Este dato revela las consecuencias dolorosas de la intervención de la OTAN en Afganistán.

La economía de Afganistán y la droga.

En los últimos 10 años el área de cultivo ha crecido fundamentalmente debido a la inclusión de nuevas regiones. Si con anterioridad las provincias del norte dedicaban solo el 20% de sus territorios de cultivo, en la actualidad se nota un crecimiento acelerado. En general, de 32 provincias 20 se dedican al suministro de materia prima para la producción de narcóticos. En 2012 el área de cultivo ilegal creció en un 18% y constituyó 154 mil hectáreas. La expansión de los territorios de cultivo se debe además a las condiciones climáticas adversas, la disminución del rendimiento de las tierras y la necesidad de la población local de una fuente de ingresos. En 2012 el precio de compra del opio estaba en el nivel de 196 dólares por kilogramo. La cifra es muchas veces mayor que la del trigo, por ejemplo. Teniendo en cuenta la realidad existente, se puede pronosticar que las áreas de cultivo de opio en Afganistán solo aumentarán.

Sobre la situación existente hay dos puntos de vista diametralmente opuestos. Una parte de los críticos acusan a los E.U. y la OTAN de su consentimiento y de cerrar los ojos ante el problema de los narcóticos – esto es, según su opinión una fuente interna de recursos para el régimen de Karzai, siendo muy pobre el financiamiento externo. Pero, como ha sido explicado, los E.U. han brindado al gobierno de Karzai sumas muy sólidas para el mantenimiento de la estabilidad. Otros expertos, al contrario, consideran que los dividendos de las venta de narcóticos van dirigidos al financiamiento de la actividad opositora del movimiento “taliban” y al fortalecimiento de las agrupaciones extremistas de la región. En particular, esa es la posición oficial de la ONU y de su departamento de drogas y criminalidad (UNODC). No obstante, los ingresos obtenidos del cultivo de la amapola constituyen un  5,5% del PNB de Afganistán. En años de buena cosecha este valor puede alcanzar el 7%. En el año 2012 la cifra disminuyó hasta el 4%. Así que, la droga se ha arraigado fuertemente en la estructura de la economía afgana y quedará como una de sus componentes.

De alguna manera todos tienen razón. Lo que no se puede es despreciar la creciente amenaza que esto representa para sus vecinos de Asia Central: en primer lugar está el aumento del tráfico de drogas y, en segundo, el agudizamiento del extremismo y el islamismo. Tayikistán, Turkmenistán, Uzbekistán, Kirguistán y Kazajstán caen directamente bajo la influencia de los procesos negativos que ocurren en Afganistán y, es muy probable que estos procesos se aceleren después del retiro de las tropas de la OTAN en 2014. Dentro del país se agudizará la confrontación entre el movimiento Taliban y el régimen de Khamid Karzai, lo que como resultado dejará el país a la merced de los productores de narcóticos debido a la carencia de poder para luchar contra ellos. Y allí, donde los narcóticos están fuera de control el extremismo y la inestabilidad política no tardarán en llegar. Hisb ut-Tahir, Taliban y el el Movimiento Islámico de Uzbekistán se proliferarán no solo en las repúblicas vecinas de Asia Central, sino dentro del territorio de Rusia y Europa Oriental.

La amenaza narcótica de Afganistán.

Por esta razón la Unión Europea, Rusia, los países de la OTSC y China deben ya hoy pensar sobre los medios para defender una de sus principales líneas de avanzada – Asia Central contra la amenaza del narcótico afgano, una de las “rutas de la seda” de la droga.  a Europa los narcóticos llegan también por la ruta de “los Balcanes”  - a través de Pakistán, Irán y Turquía. Pero el camino “balcano” es más riesgosos para los traficantes, a diferencia de los países de Asia Central y la CEI, donde las fronteras casi no existen y el trasiego de narcóticos no encuentra prácticamente obstáculos. Esto hace que la lucha contra el narcotráfico y sus consecuencias sean una de las tareas prioritarias de la OTSC y la OCS.

Para dar una valoración de la envergadura del narcotráfico afgano es necesario comprender que cerca del 90% de los narcóticos consumidos en Europa tienen origen en Afganistán. Cerca de 100 toneladas de heroína pura son transportadas anualmente a Rusia, mientras que las víctimas de la droga entre los consumidores del producto afgano superan las cifras anuales de bajas del ejército soviético durante su campaña en Afganistán. Aunque sus leyes son rígidas, China no está muy detrás en el crecimiento del ritmo de consumo de narcóticos y es capaz de interceptar solo el 18% de los narcóticos introducidos ilegalmente en su país.

El problema se agrava porque si bien la media de producción ronda por las 5 toneladas anuales de opio crudo, Afganistán cuenta con suficiente capacidad almacenada para la producción de opio. Y si antes la comunidad internacional veía a Asia Central solamente como zona de tránsito de la droga procedente de Afganistán, en la actualidad vemos un crecimiento del número de casos de SIDA, producto de la infección durante el consumo de narcóticos inyectados.  La inexistencia de un programa para contrarrestar la narcotización de la población de Asia Central puede devenir en una catástrofe humanitaria y en la conversión de el eslabón entre Europa y Asia conocido como la “Ruta de la Seda” en una región de inestabilidad y extremismo floreciente.

La solución del problema afgano.

En Rusia se habla sobre la transformación económica de la región, la inversión de recursos en la apertura de empresas pequeñas y medias, y también en la realización del potencial energético de Asia Central. Esta es una propuesta constructiva y en el artículo  “Extremismo afgano de exportación” yo expuse mis argumentos a favor de tal propuesta. El aumento del nivel de ocupación de la población traerá consigo que miles de ciudadanos salgan de la economía ilegal, donde con frecuencia se dedican al tráfico de drogas directa o indirectamente, y dejen de esta manera de fomentar la expansión del narcotráfico afgano. A esto podemos agregar la fortificación militar de los límites fronterizos sureños de Asia Central, sobre lo cual el presidente de Rusia Vladimir Putin habló durante su intervención en el Consejo de Seguridad a principios de mayo del año en curso.

Los países del OTSC toman en serio la amenaza que viene de Afganistán, aunque algunos de ellos como Bielorrusia, Armenia y Kazajstán, no limitan territorialmente con él. No obstante sería más correcto que de las fuerzas colectivas en las fronteras de Afganistán en Tayikistán y adicionalmente en la frontera Tayikistán-Kirguistán  se formaran cuerpos fronterizos del OTSC. Hemos oído las intervenciones de Valery Gerásimov,  Jefe del Estado Mayor del Ejército Ruso sobre la formación de un mando de grupos especiales. Estas formaciones se encargarían de la seguridad y estabilidad de la región de Asia Central y el Cercano Oriente. Esto proveería de una forma de contención y reacción a las nuevas amenazas y una respuesta adecuada a las necesidades de afianzamiento de la estabilidad en la región.

La nueva solución se encierra en el análisis del potencial económico de la región y su realización. Sin embargo, la idea está limitada por los volúmenes de financiamiento. De acuerdo a un plan previo a través de la Corporación Rusa de Cooperación con los países de Asia Central Rusia emite 2 mil millones de rublos. Haciendo una cuenta aproximada esta ayuda crearía empleos en la industria agraria para 30 mil personas en Tayikistán, Kirguistán y Uzbekistán durante dos o tres años. Es decir el efecto de la inversión sería muy modesto y no puede abarcar a la mayor parte de la población de Asia Central que se dedican al tráfico ilegal de drogas y se revelará solo para los años 2016-2017. Pero es necesario actuar sin demora. Por eso sería más razonable que los países de la Unión Europea, los participantes de la OTSC, China y los países interesados en la estabilidad de los estados de Asia Central tales como E.U.A., India, Pakistán e Irán aumenten los volúmenes de inversiones en las economías de los países de Asia Central no más tardar que 2014 y dirijan parte de esos medios a la profilaxis de la narcomanía en esos países.

Los participantes de la OTSCУ y la OCS deben apoyar las iniciativas de Rusia y considerar la cuestión de la fundación de un Banco Euroasiático de Inversiones con capital estatutario de 100 mil millones de dólares. Estos recursos serían destinados al desarrollo del potencial energético de Asia Central, del cual dependen Kazajstán, Uzbekistán, Tayikistán y en parte Turkmenistán. La construcción de nuevas estaciones hidroeléctricas, el uso y protección de los recursos hidráulicos, la renovación y construcción de nuevas vías de transporte y la extracción de minerales, en especial de metales preciosos y raros, permitirá  a las economía centroasiáticas cobrar fuerzas e integrarse mutuamente. Como fundadores de tal banco pueden participar los países de la OTSC y la OCS así como E.U.A y países de Europa, los cuales podrían establecer relaciones de colaboración en la región y realizar inversiones beneficiosas con sus contrapartes. El banco inversionista a su vez, actuaría como garante de la destinación correcta de los recursos en proyectos efectivos de largo plazo y de alto rendimiento y amplio efecto económico.

Asia Central en 2014

No se debe subestimar la profilaxis y sus programas relacionados. No es suficiente emplear un alto porciento de la población en la economía de Asia Central, es necesario también trabajar con los niños y adolescentes, los cuales no son la parte económicamente activa. Desde los años 1990 en decena de estados de los E.U.A. y en 400 escuelas se realiza el programa “After School All Stars”. Su objetivo es llenar el espacio entre las tres y las seis de la tarde, tiempo durante el cual podrían estar deambulando por las calles, caer en la tentación de los narcóticos o sufrir de ataques de violencia. A comienzos del 2000 uno de los dirigentes de ese programa era el Miembro Honorario de la Liga Mundial “Mente sin Drogas” Arnold Shvartsenegger.

Podemos llegar a la conclusión de que Asia Central puede evitar fuertes conmociones, la narcotización y el aumento del extremismo si los gobiernos, en cuyos intereses geopolíticos entre la estabilidad del espacio euroasiático, además de las medidas coercitivas contra el narcotráfico y el extremismo, realicen inversiones en el desarrollo de la economía y la profilaxis de la drogadicción. El banco inversionista euroasiático podría convertir en diez años a  Asia Central, de un “arco de tensión”  en un “arco de bienestar” y crecimiento económico.

Tres componentes – la militar, la económica y la profiláctica, garantizarían la estabilidad de Asia Central frente a las conmociones externas que puede provocar Afganistán en el futuro más próximo. Entonces fuera de la influencia del régimen político y los niveles de producción de narcóticos en Afganistán, la mayoría de los países de Eurasia contarían con un escudo seguro de defensa contra la amenaza proveniente de Afganistán directamente a los países de Asia Central.

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